miércoles, 10 de septiembre de 2008

Vuelta a la rutina

Tras 6 días en Madrid, sin preocuparme más que por qué iba a comer más tarde o qué iba a hacer para no aburrirme, regreso a casa. Después de 6 días, entro por la puerta y el olor es extraño. No olía mal, sino que olía diferente. Imagino que diferente al olor neutro del hotel. Entro en el salón y lo veo... pequeño, no sé, como si hubiese más cosas de las que dejé, aunque la mesa con el ordenador parece más grande, como si hubiese más sitio para poner mis cosas. Dejamos la maleta en el salón y nos recostamos en el sofá. Sí, es el sofá de siempre. La tele no se enciende... ¡Qué agradable volver a casa!

Esta mañana me tocaba ponerme a trabajar otra vez. En principio no había nada, no tenían nada para asignarme, así que me he dedicado a limpiar el correo (debía tener unos 100 mensajes, pero no los he contado porque sé que, si lo hago, me daría pereza y no los limpiaría nunca), he enviado mi currículum a dos agencias más (a ver si hay suerte y, por fin, trabajo lo mismo cobrando más dinero) y, vamos, he ido haciendo cositas, típicas de cuando estás de vacaciones.

Por fin, por la tarde, me han asignado algo: 14.ooo palabras para entregar el lunes. Chungo lo veo. Vamos, a 4000 palabras al día, con dos días de trabajo... no me salen las cuentas. A no ser que trabaje intensivamente todo el fin de semana. Mejor decirles que me quiten unas pocas, porque llevo mucho retraso del máster. Vale, me dan poco más de la mitad. Empiezo a trabajar...

Pasan dos horas...

Me aburro. Dios, qué mal me ha sentado "la vuelta al trabajo". Y peor será "la vuelta al cole" porque mañana sigo con el máster y me da un palo... ¿Por qué no han inventado la clonación automática para que pueda hacerme otra Curri y haga los deberes por mí? Bueno, no, mejor me hago dos, una que trabaje y la otra que haga los deberes, y así yo descanso. ¡Es verdad! Hoy era el día en que esos científicos importantes iban a accionar un experimento nuevo para conocer el por qué del Big Ban y ha costado miles de millones (6000 millones de dólares, para ser más exactos)... pues ya podrían haber invertido parte de eso en clonar partículas y me solucionaban más la vida (bueno, a mí, y a muchos que también estarían encantados con tener un clon).

En fin, que me gusta trabajar pero cada vez lo tengo menos claro. Creo que todo el mundo sería más feliz si trabajase porque quiere, no porque lo necesitan. Y es la necesidad la que hace al trabajador estar amargado y desmotivado. Querer estar en todos lados menos donde debe estar.

Tengo que seguir trabajando. Hasta otra.
Curri

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