martes, 10 de marzo de 2009

La muerte de la televisión

La tele ha muerto. Sí, mi aparato televisor se apagó ayer por la mañana y la única respuesta que recibía de él es una pantalla negra de silencio. La tele llevaba unos dos años medio enferma, achacando apagones en los momentos más interesantes del programa, película, noticias o anuncios. Al principio, cuando se apagaba, se volvía a encender, lo cual era, en parte, un alivio (aunque ya te hubieses perdido ese momento imprescindible en la trama de lo que estuvieses viendo). Más tarde pasó a necesitar, de vez en cuando, una ayudita de la mano humana que, en el momento justo, debía dar un golpe preciso en la parte superior de la pantalla para ayudarla a encenderse. Otras técnicas se probaron para evitar tener que dejar la cómoda postura del sofá y levantarse a realizar la operación, como arrojar zapatillas o bolas de plástico blandas. Sin embargo, no eran tan efectivas. Últimamente empezaba a ser más difícil conseguir que permaneciera encendida o incluso conseguir que se enciendera por primera vez, pero iba tirando, parecía que podría durar. Ayer, hacia las 10 de la mañana y tras haberla tenido encendida durante media horita, se apagó y, a pesar de mis esfuerzos por que volviera a encenderse, dio su último aliento y nos dejó... Para siempre.

¿Por qué encontramos tan importante algo que, en el fondo, es tan insignificativo? Pasaron las horas y notaba que echaba de menos ese aparato. Y no porque quisiera ver la llamada "telebasura". Simplemente quería escuchar las noticias, tener a alguien, ahí al lado, mientras trabajo, contándome qué pasa en el mundo y si ya ha llegado el fin del mismo o no. Y me faltaba eso. Me faltaba tanto que fui a comer a la habitación para poder ver las noticias en la televisión pequeña que tenemos allí. Aún peor fue por la tarde, cuando Derren llegó y vio que, efectivamente, la tele no se volvería a encender. Nos pusimos a mirar televisiones por internet para ver si podíamos ir a buscar alguna a la tienda de al lado... Pero no tuvimos suerte, todas eran para entregar en casa en un periodo mayor de tres días. Así que la noche se ha hecho un poco extraña, hablando lo mismo que hablábamos antes pero haciendo cosas cada uno en su ordenador. Eso sí, tenía mi música puesta cosa que hacía mucho que no teníamos estando los dos en casa (solo la ponemos de vez en cuando, cuando nos preparamos para salir o ir a casa de alguien). Yo supongo que mepodría acostumbrar a no tenerla, aunque sí que la echaría de menos para las noticias y ver películas.

¿Por que tanta necesidad de ese aparato? ¿Por qué es tan fácil acostumbrarse a tenerla pero tan difícil pasar sin ella? ¿Está ya la sociedad y el entretenimiento no-digital en el momento de tener una enfermedad crónica de la que no se salvarán? ¿Será que ya no sabemos divertirnos si no tenemos electricidad que haga funcionar los aparatos electrónicos que nos entretienen? Si llevamos apenas 60 años con ella en nuestras casas, ¿qué pasará dentro de otros 60 años? ¿Estaremos tan robotizados que llevaremos la televisión incorporada en nuestros cerebros? Si es así, ¿cómo se lo montarán los padres para castigar a los hijos sin ver la televisión?
Al fin y al cabo, todos nos quejamos de las porquerías que ponen en televisión, que la cantidad de anuncios que nos hacen tragar y de que, las pocas películas que ponen, son malas o ya las has visto. Pero seguimos quedándonos embobados antes la tele boba, muchos sin pestañear casi, absorbiendo la información masticada que emiten para nuestra alimentación imaginativa.

El caso es que no pudimos aguantar y ya hemos pedido una televisión, una nueva, como la que llevamos un año diciendo que compraríamos pero que no comprábamos porque intentábamos aguantar porque la televisión parecía aguantar. Y, si soy sincera, me hace mucha ilusión, porque es la primera cosa así grande y cara que me compro con el dinero del sudor de mi frente. Bueno, la segunda, que la primera fue el objetivo de la cámara, aunque fue más gracias a haber tomado la buena decisión de dejar Eidos. Es como el día de reyes, que sabes que algún regalo bueno te cae, pero no sabes exactamente cómo es o cuál de todos los regalos de la lista te traerán... Pues eso. No sé lo grande y plana que será mi nueva televisión, ni si se verá bien o no :)
Ya os contaré. Hasta pronto.
Curri

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