miércoles, 1 de octubre de 2008

El flequillo...

La he vuelto a armar.
Y lo peor es que no es la primera vez. Cuando iba a preescolar, estaba en la clase (aún lo recuerdo) y empecé a jugar con el pelo y, con curiosidad, se me ocurrió preguntarme cuánto me mediría el pelo. Así que, ni corta ni perezosa, cogí un mechón (pequeñito, eso sí), de los de la parte de delante, y con las tijeras de artes plásticas... ¡ZAS! Le metí un tijeretazo al mechón (desde la raíz). "Ah, pues sí, tengo el pelo bastante largo..." La curiosidad mató al gato.

Recuerdo llegar a casa y mi madre dio un grito: "¿Pero qué te has hecho?" "Nada mamá, es que quería saber cuánto me medía el pelo". Y bien orgullosa que estaba yo con mi ocurrencia. A más de uno le encantaría poder ver la cara de mi madre en ese momento. A mí no me gustó.

Pues estaba yo el lunes, tras la ducha, pensando en que tenía el pelo ya muy largo y me tendría que hacer un corte. Y como es habitual en mí, cogí las tijeras para escalarme un poco el pelo... como he hecho tantísimas veces y me queda siempre bastante bien. Pero no, el lunes fue distinto. No sé si es porque iba con prisas, porque no quería "manchar demasiado" o, simplemente, porque se me fundió una neurona en el cerebro, pero en vez de cortarme el pelo mirándome al espejo (como hago normalmente) lo hice a ciegas, cogiendo el mechón correspondiente y cortando como normalmente hago... con la única diferencia que, ni me miré al espejo y, encima, esta vez, lo hice demasiado corto. Eso es lo que pasa cuando te fías de las distancias cercanas.




Y así me quedó, con un mechón saliendo de la nada. Si es que no puedo hacer ná con él. Me lo tiro p'atrás, y se me cae p'alante :)
¡No veoooo!


La culpa es de las peluquerías de Londres, que son muy caras. Y claro, paso de ir a una, intentar explicarles lo que quiero que me hagan en inglés, que me entiendan (porque esto también es importante) y luego, hagan una mierda. Y encima, te enseñan la factura, ¡pum! Te la meten doblada.

Tantos amigos informáticos que tengo y se me olvidó hacerme uno que sea peluquero/a, así le podría hacer intercambios: "Yo te cook una Spanish omelette y tú me cortas el hair" (así, si me hace un desastre, pues me vengo y le pongo en la tortilla los huevos podridos, hala).

Bueno, voya volver al baño, a mi espejo, a ver si puedo arreglar esto con un par de horquillas.

Hasta pronto.
Curri

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