sábado, 9 de abril de 2011

Viernes de sol y sushi

Aprovechando que ayer hacía un día estupendo (aunque me pasé la mitad en el hospital, haciéndome pruebas para la operación de oído, y la otra mitad, en casa currando todo lo que no había currado por la mañana), quedamos con unos amigos para ir a tomar algo al lado del río. Las vistas fueron maravillosas, ya no porque la orilla sur del Támesis es hermosa, sino por la cantidad de gente que han pasado hibernando todo el invierno y salen despavoridos de sus casas (con faldas y chanclas incluidas) al ver los pocos rayos de sol que conseguimos tener en este país. Sí, aunque estaba en paréntesis, dije con falda y chanclas. Porque aquí da igual que haga frío, mientras haga sol (y esté amenazando con llover), se ponen ya clanclas y muestran pata y muslo aunque el resto estemos tiritando. Ayer hacía «calor», sí (22 grados), pero sigo creyendo que lo de las chanclas es algo exagerado.

Estuvimos al lado del Southbank Centre durante una hora, hasta que el sol se marchó... Y a mí me entró el hambre. Por supuesto, llevaba la cámara conmigo y no podía quedarme sin hacer fotos de la maravillosa puesta de sol que podíamos observar. Y, como muestra, un botón:













Al caer la noche, como empezaba a hacer fresco y, además, teníamos hambre, propuse ir a comer a un japonés, porque me apetecía sushi (porque yo lo valgo). Lo malo es que, por la zona esa, solo había dos restaurantes japoneses que, además, eran caros.

Así que, teníamos que ir más al centro. Gracias a Googlemaps, encontramos una lista de algunos en Covent Garden y en Soho, pero como había mucha hambre y, sobre todo, bastante pereza, decidimos coger el metro (sí, pa tres paradas, pero oiga, nuestros estómagos nos lo agradecieron).

Llegamos a Soho, al restaurante Kyoto, y había cola. La verdad es que tenía buena pinta. Parecía bastante típico, pero teníamos que esperar como 20 minutos. Así que, me dirigí a otro japonés que había cerca, el Hi Sushi, para ver si había que esperar más. Me dieron el mismo tiempo de espera, pero había un ofertón de eat as much as you can, que me dejó babeando allí en medio. Al final, como no nos decidíamos a cual de los dos «20 minutos» deberíamos ir, decidimos ir a otro restaurante que parecía que estaba muy bien (consejo de Paul) y, bueno, teníamos que andar solo 10 minutitos, con lo cual, podríamos empezar a comer antes :)

Allí llegamos, a Taro Restaurant. Bajamos las escaleras y nos dieron mesa ipso facto. Y volví a babear al ver las fotitas del menú. Los otros decidieron optar por dejar el sushi para otro día, pero yo había llegado allí para comer sushi, y sushi iba a comer. Me pedí mi «chuchi», aún a sabiendas de que había pedido demasiado, y empecé a contar los minutos que pasaban. Y, por fin, llegó. Qué buena pinta. ¡Qué bonito que era todo! Sí, habéis adivinado, hice fotos (raro sería). Preparaos para babear:



Bueno, el sushi estaba de muerte. El arroz aún estaba templado, lo que significa que lo acababan de hacer. En esos momentos me hubiese gustado tener dos estómagos para poder comer más :) Sin embargo, tengo solo uno y, aunque sabía que podría acabármelo todo, decidí dejarme algo para evitar un mal dolor de estómago. Y, bueno, como desayuno esta mañana estaba genial. Si es que, yo tenía que haber nacido en Japón.

Con días como el de ayer, da gusto salir de casa y gastarse la pasta. A ver si este verano no es tan malo como los años anteriores y puedo disfrutar aún más de Londres. Ya os iré contando.

Besos y abrazos.

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