martes, 23 de septiembre de 2008

Sin tiempo

Todo se te junta, en uno. Crees tenerlo todo dominado, pero lo ves todo, en el fondo, como una neblina y no llegas a nada. Así llevo los últimos tres meses. Creí que trabajar desde casa me ahorraría tiempo, pero no. Me lo quita, lo pierdo o no sé qué hago con él. El tiempo es, para mí, una de esas cosas que buscas y rebuscas, y después de un largo rato, te das cuenta que lo llevabas puesto. Y así paso los días.

Quiero escribir en el blog, porque echo de menos de escribir. Mi diario se quedó a medias, con páginas en blanco que chirrían cuando lo abro. ¿Un año? Año y medio, tal vez, desde la última vez que rellené con mi color verde el diario de mi vida en Londres. Y no es que me avergüence de mí misma, pero sí me doy cuenta que, un poquito cada día, cuesta menos que todo a una.

Y pienso en todo lo que tengo que hacer, y me agobio. Normal, son muchas cosas y sabes que no abarcas a todo. El trabajo (que nunca lo acabo a las 18:00h como debería), el máster (con el que siempre me veo retrasada), la fotografía (con la que ya ni me planteo salir un día por ahí a "entrenarme"... ¡eso me lo saqué de la cabeza hace ya mucho!), el blog (tan olvidado como lo tengo)...
Si es que el día debería tener tantas horas como desees. O, mejor aún, deberían inventar una de esas máquinas de dormir que, te metes y, estando solo 1/2 hora... Voilà!... Sales de ahí como una rosa fresca por el rocío de la mañana, vamos, como si hubieses dormido tus nueve horas de rigor, preciosa, fresca y radiante. Seguro que mi amigo Pablo votaría por eso también (siempre me dice que dormir es perder el tiempo... tal vez tenga razón).

Así que, sigo con mi promesa de ponerme al día, aunque no estoy segura de cuándo se llevará a cabo (¿cuando acabe el máster, quizas?). Ay, el tiempo, que siempre se nos va.

Besos,
Curri

sábado, 20 de septiembre de 2008

La boda de Núria... en sueños

Otra vez uno de esos sueños raros me atacan. Menos mal que, esta vez, era también gracioso.

Mi amiga Núria, la de la universidad, se casaba. Y se casaba con un amigo de su ex, Carlos, al que yo llamo "el triquitraun" precisamente porque un día (hará 5 ó 6 años) tuve un sueño con él en el que aparecía, en el asiento trasero del coche del novio de Núria, cantándome a mí canciones flamencas, con una pasión nunca vista.
Resulta que Núria ha cortado con su novio hace un par de meses y yo, como buena amiga (y, en parte, lo más parecido a una hermana mayor que ella tiene), la he estado ayudando moralmente, y asegurándome (sobre todo) que no se iba con el primero que pillase.
Así que, en este sueño, Núria se casaba con él, después de salir juntos durante dos meses. En el sueño, aparecía yo persiguiéndola (por su casa, por la iglesia, por el banquete), convenciéndola de que era un error y que debía detener la boda. Y ella, me intentaba convencer de que no, de que era lo que quería y de que estaban enamoradísimos. Y yo lo flipaba. "A ver, Núria, que lleváis saliendo dos meses. ¡No podéis estar enamorados!" "No, dos meses no, tres." "Me da igual, no puede ser. Núria, que haces esto solo porque estás necesitada de cariño y crees que nunca te podrás casar". Yo yo intentaba convencer a su ex (también en el sueño) de que me ayudase a convencerla de que todo esto era una farsa, y de que Núria estaba cometiendo el mayor error de su vida. Pero su ex decía que le daba igual, y que si ella era lo que había decidido, que a él ya le estaba bien... Y la Curri del sueño, vuelta a lo suyo. "Núria, no cometas este error, que sabes que lo haces porque tienes miedo a estar sola." "No, quiero casarme y lo haré."
Y así, toda la noche (seguro que fueron 20 minutos, pero a mí se me hizo un sueño eterno).
La obsesión que veía en mi amiga por quererse casar, sin importarle con quién fuese me estresaba (y aún le estresaba más a la Curri del sueño). Y es que, el amor es ciego, pero las obsesiones lo vuelven idiota, y lo que nos puede parecer "una locura sana" se puede convertir en "una loca pesadilla".

A todos vosotros, antes de comprometeros, casaros... lo que sea: aseguraros de que no estáis cegados por la obsesión, y de que, lo que hacéis, lo hacéis porque realmente queréis, no porque vuestra madre, vuestro padre, la vecina o vuestra mejor amiga os dice que lo hagáis. Ya hay demasiados problemas en este mundo como para añadir más.

Que seáis felices.
Curri

jueves, 11 de septiembre de 2008

Hoy es uno de esos días...

Uno de esos días en los que, no sabes por qué, sientes una tristeza contagiosa. Te contagias a ti misma una y otra vez de tu propia tristeza. Miras por la ventana y sientes melancolía por no poder estar fuera. Sales a la calle y sólo tienes ganas de volver a entrar en casa y sentir de nuevo esa melancolía por no estar fuera. El tiempo tampoco ayuda. Las nubes grises estancadas en el cielo te recuerdan una y otra vez el tiempo que paso sin ver el sol, sin tomar su energía, sin sentir realmente el calor en los huesos.

A veces me siento como si estuviese en un círculo vicioso, un agujero negro en el que, al parecer, me siento cómoda, pero del que quiero salir. El problema es que no sé cómo. O no quiero saberlo. Y la negrura del agujero me invade, y se mezcla con la melancolía de los días, ese tono grisáceo del lugar donde vivo. Estoy en un camino y no sé por dónde voy. Lo sigo, aunque sé que no me lleva a ningún lugar. El mundo pasalentamente; yo estoy de pie, quieta, en medio del tumulto, sin comprender por qué no me muevo yo también. Lo intento, consigo moverme un poco, pero el esfuerzo es demasiado. Decido quedarme ahí, con las manos juntas, cabizbaja, esperando a que alguien me saque de ahí y consiga que me mueva al ritmo del resto. Observo a la gente pasar, observo sus vidas, lo feliz o infeliz que son, los problemas y los éxitos, las subidas y las bajadas. Y veo que algunas vidas son como las mías, pero mucho mejor. Y otras son peores, pero me dicen que no las mire. Así que me fijo en las buenas, las bonitas, las que me sacan de mi agujero negro. Intento moverme hacia allá, pero me olvido de que no podía moverme. Y así sigo, en este agujero, donde no me muevo aunque quiero, no hago nada porque me convenzo de que es lo único que deseo. No hacer nada, ver todo pasar.

Curri, con depresión londinense

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Vuelta a la rutina

Tras 6 días en Madrid, sin preocuparme más que por qué iba a comer más tarde o qué iba a hacer para no aburrirme, regreso a casa. Después de 6 días, entro por la puerta y el olor es extraño. No olía mal, sino que olía diferente. Imagino que diferente al olor neutro del hotel. Entro en el salón y lo veo... pequeño, no sé, como si hubiese más cosas de las que dejé, aunque la mesa con el ordenador parece más grande, como si hubiese más sitio para poner mis cosas. Dejamos la maleta en el salón y nos recostamos en el sofá. Sí, es el sofá de siempre. La tele no se enciende... ¡Qué agradable volver a casa!

Esta mañana me tocaba ponerme a trabajar otra vez. En principio no había nada, no tenían nada para asignarme, así que me he dedicado a limpiar el correo (debía tener unos 100 mensajes, pero no los he contado porque sé que, si lo hago, me daría pereza y no los limpiaría nunca), he enviado mi currículum a dos agencias más (a ver si hay suerte y, por fin, trabajo lo mismo cobrando más dinero) y, vamos, he ido haciendo cositas, típicas de cuando estás de vacaciones.

Por fin, por la tarde, me han asignado algo: 14.ooo palabras para entregar el lunes. Chungo lo veo. Vamos, a 4000 palabras al día, con dos días de trabajo... no me salen las cuentas. A no ser que trabaje intensivamente todo el fin de semana. Mejor decirles que me quiten unas pocas, porque llevo mucho retraso del máster. Vale, me dan poco más de la mitad. Empiezo a trabajar...

Pasan dos horas...

Me aburro. Dios, qué mal me ha sentado "la vuelta al trabajo". Y peor será "la vuelta al cole" porque mañana sigo con el máster y me da un palo... ¿Por qué no han inventado la clonación automática para que pueda hacerme otra Curri y haga los deberes por mí? Bueno, no, mejor me hago dos, una que trabaje y la otra que haga los deberes, y así yo descanso. ¡Es verdad! Hoy era el día en que esos científicos importantes iban a accionar un experimento nuevo para conocer el por qué del Big Ban y ha costado miles de millones (6000 millones de dólares, para ser más exactos)... pues ya podrían haber invertido parte de eso en clonar partículas y me solucionaban más la vida (bueno, a mí, y a muchos que también estarían encantados con tener un clon).

En fin, que me gusta trabajar pero cada vez lo tengo menos claro. Creo que todo el mundo sería más feliz si trabajase porque quiere, no porque lo necesitan. Y es la necesidad la que hace al trabajador estar amargado y desmotivado. Querer estar en todos lados menos donde debe estar.

Tengo que seguir trabajando. Hasta otra.
Curri

martes, 2 de septiembre de 2008

Se casa mi primo

Pues sí. Ahora tengo más presión familiar preguntándome que cuándo me llega el turno. ¡Aaaaahhhhh! ¡Callarsus todos!
Mi primo Carlos, el que nunca ha presentado a ninguna novia oficial, ni hablado de novias ni nada, se casa dentro de tres días. Y sí, voya estar allí, para asegurarme de que no sale corriendo, jejeje. La presión se acerca, ya que, aparte de mi primo Javi (que seguramente todos siguen pensando que es demasiado joven), soy la única que no se ha casado. Y todos tienen ya ganas de verme con el anillo y empezar a parir hijos. Pero claro, un hijo no es barato, y se necesita mucho dinero, y por mucho que les digo que no, que hasta que no me estabilice y me compre una casa, nada de nada, siguen emperrados en que sí, que ya se me va a pasar el arroz. Menos mal que Derren me ha enseñado a ignorar a la gente y contestar cosas neutras para alegrar a todos los gustos.

Y es que llevamos dos años que parece que regalan las bodas, y también los hijos. No hago más que oír de gente que se casa, o tiene hijos, o se casa y tiene hijos. Como si pudieses comprarlo de oferta en el super: ¡2x1, pague la boda y llévese al hijo gratis!

Mañana vamos a Madrid (Derren y yo) a pasar una semana, ver algunas cosas que nos olvidamos ver y ver si podemos hacer algún viaje fuera de Madrid (aunque, como siempre, seguro que no lo hacemos). A ver si tengo algún rato para poder contar historias.

Que lo paséis bien.
Curri