Me han llamado y me han dicho que no puedo ir a Bournemouth en Octubre (la semana que viene, como habíamos acordado) porque la de la agencia dice que se le "olvidó" apuntarme al cursillo y ahora no hay plazas hasta noviembre. Así que, no. No puedo hacer el cursillo en noviembre e intentar buscar trabajo en diciembre, porque no encontraré. Así que he hablado con ella y le he preguntado si me puede conseguir algo en Londres. Me ha dicho que conoce a un tío Portugués que tiene una agencia de trabajo enfocado a la hostelería, y que son solo 250 euros (bueno, eso de "solo" es relativo, pero mejor que nada...), así que, por eso, puedo irme cuando quiera y esperar a tener un poco de suerte. O mucha suerte, a saber.
De momento ya he contactado con Elana y Joe (la pareja con la que estuvimos mi amiga Núria y yo un verano hace 2 años), para ver si me acogen en su sofá por unos días. No sé, es todo tan extraño... por momentos me da miedo, otros me dan ganas de adelantar todo e irme ahora. Siento curiosidad, emoción, deseo, alegría por empezar una nueva etapa de mi vida; me siento segura de que puedo conseguirlo. Pero también siento miedo, más bien terror (vamos, estoy cagada), por lo desconocido, porque Londres es más bien un mito, todo el mundo ha oído hablar de él pero... ¿en verdad existe? ;-)
Y ya he comprado el billete. El 7 de octubre, dejaré mi "roqueta" rumbo a un país nuevo, una cultura nueva, nueva gente y, espero, un trabajo nuevo. Me voy con lo puesto, una maleta y una mochila grande, sin casa, sin trabajo, pero con muchas esperanzas y mucha ilusión (se dice que, al final, es lo que importa, ¿no?).
Ahora solo me queda despedirme de la gente, arreglar papeles, ordenar las cosas en mi habitación y, bueno, empezar a hacerme a la idea que, a partir de ahora, todo será diferente, pero no dejaré que eso me haga ser diferente.
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