sábado, 9 de octubre de 2004

Londres... aquí estoy.

Bueno, llegué anoche y Naomi (la hija de Elana y Joe) me pasó a recoger por la estación de tren y me llevó a casa de sus padres, y ahí cenamos y me explicaron qué habían hecho en los últimos dos años... y yo les expliqué qué había hecho en los últimos dos años. También estaba Delilah, la perra, que está super grande, aunque sigue tan loca como siempre, jejeje. Bueno, mi primera cena inglesa no estuvo nada mal: trozos de pan pita con diferentes cosas para mojar, y ensalada de tomate, ah, y patatillas, o las impronunciables crisps, como las llaman aquí.

Hacía bastante fresquito cuando llegué. No sé si es normal o es que simplemente me he confiado demasiado y creía que con ropa de "entretiempo" ya bastaba. Pues eso, esta mañana hacía una rasca impresionante, y ni poniéndome toda mi ropa de entretiempo me iba a salvar, así que Elana me ha prestado su abrigo, porque yo solo tengo una chaqueta vaquera (ilusa que soy)... y ningún jersey.

Llamé al de la agencia por la mañana y me dijo que me tenía que pasar por ahí para que me empezase a buscar cosas, así que, bueno, he ido y había un montón de gente esperando. Tardó como una hora en darme algo. Bueno, mi primera prueba, en un restaurante Mejicano, en Clapham North. Y me dijo que fuese a las 4 a hablar con la jefa. Así que volví a casa, me cambié, les expliqué a Elana y Joe la buenanueva y volví a coger el metro para ir a Clapham North. Y como no había comido y estaba hambrienta, decidí probar mi primera delicia londinense: Un kebab. Ya los había probado en Palma, en el Arenal, con mi amiga Carol, que a ella le pirran pero aquí había muchas más clases... no sé, parecen más "auténticos". El caso es que me pedí uno de esos con pollo y el tío me dijo algo completamente inaudible e incomprensible, así que dije que sí (yo qué sé, lo mismo me ofrecía algo gratis). Y para mi sorpresa, el kebab estaba buenísimo pero picaba como un hijoputa. Así que, tres mordiscos más tarde, con lágrimas en los ojos y llorando como una boba, descubrí que las palabras incomprensibles del turco de la tiendan eran: Do you want chilli sauce (Quieres salsa picante). Jo-der. Cuando acabé (15 minutos antes de la entrevista) me notaba los labios como los de Angelina Jolie. Dios, ¿qué narices le ponen a esta salsa?
En fin. Una botella de agua y un chicle más tarde, conseguí calmarme y entré en el restaurante. Hablé con la mánager, una cuarentona con mucha arrogancia y malas formas (y eso que era inglesa, pero el ser "polite" lo tenía en el ojo del culo), que me miró de abajo a arriba antes de decirme nada. Me explicó que tenía una jornada de prueba, esta noche, sin cobrarla. Que trabajaría 3 horas para ver cómo se me da. Así que, bueno, algo es algo. Volví a la agencia para decirle al chico que tenía la prueba y cuando volvía para casa, me llamó por teléfono Miriam, que un cliente suyo iba a Londres a cerrar un negocio y que necesitaban una intérprete, así que dije que sí, super contenta de ver que todo sale bien.

Y esta noche empezaré mi primer trabajo aquí, mi primera oportunidad... Y espero que vaya todo bien, muy bien. Cruzo los dedos.

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