Todo comenzó en Septiembre, cuando me enteré por medio de otros compañeros de profesión de que se iba a celebrar una conferencia sobre localización de videojuegos y accesibilidad en Barcelona. Llevo 6 años como traductora y aún no había ido a ninguna conferencia, así que pensé que sería un buen momento para empezar. Al parecer, dos de las profesoras que tuve en el máster eran las organizadoras, así que las escribí, y la respuesta fue tan positiva, que, además, me animaron a presentarme y explicar algo sobre mi experiencia como tester de videojuegos. No sé, me sentía un poco... verde. Comentándoselo a más gente, me seguían animando para que preparase algo. Y yo, poco a poco, veía que me iba animando. Pero tenía poco tiempo para preparar nada. A pesar de haberme tirado como dos meses con apenas trabajo, parecía que el mundo se iba a acabar en diciembre y no paraban de enviarme traducciones. Al final, preparé un resumen y lo envié. Me lo aceptaron a la semana siguiente, con lo que me quedaban dos semanas para preparar la presentación. Mi idea, al principio, era de ir sin prepararme mucha cosa, porque me pongo nerviosa si sé que tengo que decir algo determinado. Es como un pavor a que se me olvide... que hace que se me olvide. Pero al escuchar a otra gente que iba a hacer también presentaciones, me entró el acojone de que sería la única en no usar una presentación con Power Point... Y no quería ser menos.
Total, algo tenía que preparar, pero no tenía tiempo. Demasiado trabajo. Sí, habéis acertado. Me pilló el toro, me corneó y me tiró al suelo. Pero, me levanté y seguí preparándome la presentación. El escrito lo acabé en nada. Fue empezar, y acabarlo en día y medio. Me sirvió como terapia para poder sacar todo lo que tenía dentro, todo lo que siempre he querido gritar pero no sabía a quién gritárselo. Cuando acabé, empecé a pensar qué podría poner en el Power Point. Al principio quería usarlo solo para poner unas cuantas imágenes que me sirvieran de ayuda para explicar problemas de localización, pero me empecé a animar y a poner más texto, hasta que me lo tomé como mis chuletas de la ponencia. Pozi. Para una vez que me puedo usar chuletas sin que nadie se moleste...
Al final conseguí acabar con el Power Point, pero por falta de tiempo, ni siquiera pude probar cuánto tiempo tardaría en decir todo lo que tenía que decir. Bueno, pues a saco. Me llegó el turno y, aunque me empecé a poner un poco nerviosa (no mucho), decidí pensar que estaba allí para hablarle a unos amiguetes sobre mi experiencia. Y eso es lo que hice. Solo me faltaba la birra y estar sentada en un bar. Conseguí relajarme tanto, que me tomé la libertad de añadir un par de cosas que no había preparado. Cuando estaba en el punto culminante, cuando me lo estaba empezando a pasar bien, la presentadora de nuestro grupo de ponentes me mostró un folio en el que ponía "3 minutos"... Ay madre, que me faltan 3 minutos y aún voy por la mitad.
Levanté la cabeza, miré al público y les dije: Bueno, me faltan 3 minutos, así que, empezaré a pasar la información rápidamente. Como en las diapositivas del Power Point tenía escrito todo lo que quería comentar, me dediqué a exponerlo todo y, simplemente, explicarlo un poco.
Hacia el final, expuse un poco secamente lo que opino de las agencias de traducción y de sus traducciones masivas y, parece ser, esto produjo división en la sala, y alguna que otra risa al ver las caras de mis compañeros de mesa al oír lo que decía. Por una parte, los que aplaudían lo que dije sobre lo importante que es que la traducción la haga una sola persona y el hecho de que, casi siempre, las agencias cobran comisiones y envían sus traducciones a miles de traductores, lo que produce una traducción con incongruencias. Por la otra, los que venían representando agencias de traducción, quienes estaban totalmente en contra de lo que había dicho, aunque también pensasen que, en parte, tenía todo el derecho a defender mi posición.
Al final, aplausos y felicitaciones por parte de varios oyentes, quienes confirmaron que, precisamente, había dicho lo que todos pensaban pero ninguno se atrevía a decir. Todo ello me alegró, y ahora me siento no solo satisfecha, sino también con ganas de más. Me apetece volver a presentar algo, aunque requiera hacer más investigación. Aunque también me apetece ir más bien como oyente, así puedo conocer a más gente y socializarme.
Así que, comienza la era «Curri Conferenciante». No desconecten ;)
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